Se muda a Tailandia sin apenas dinero y ahora hace vacaciones para ricos
Un empresario canadiense llegó a la región sin prácticamente recursos y acabó fundando una de las agencias de viajes de lujo más cotizadas de toda Asia.

A veces la vida te da oportunidades donde nunca se esperan, y para algunos el Sudeste Asiático es el mejor sitio. Cuando Daniel Fraser volvía de una expedición a Laos tuvo una de estas ocurrencias. Una antigua fábrica de equipos militares soviéticos puede ser un buen escenario para un almuerzo exclusivo, ¿no? Y es que el fundador de la agencia de viajes Smiling Albino, planea allí, como en más lugares, una experiencia única para un cliente con un patrimonio muy elevado.
“La misión es llevar a los viajeros más selectos y exigentes del mundo a vivir algo que no pueden experimentar en ningún otro lugar”, explica Fraser en declaraciones para la CNN. Y lo dice con conocimiento de causa: su firma ha organizado aventuras para multimillonarios tecnológicos, estrellas de Hollywood, músicos ganadores del Grammy y atletas de élite. Sin embargo, todo este éxito comenzó con poco dinero y mucha incertidumbre.
De Calgary a Bangkok
La historia de Fraser no comenzó entre jets privados y helicópteros. En 1995, con apenas 21 años, llegó por primera vez a Tailandia para enseñar inglés en la escuela Chitralada Palace de Bangkok. Lejos de las rutas mochileras convencionales, pasó el año inmerso en la vida local.
Cuatro años después, y tras un paso por el sector del marketing en Calgary, al oeste de Canadá, él y su amigo Scott Coates decidieron abandonar sus trabajos y mudarse a Tailandia. Sin experiencia en turismo, pero con el deseo de crear viajes que permitieran “adentrarse en la vida y la época de un país”, fundaron Smiling Albino. “No sabíamos nada de la industria. Llegamos con mochilas y un par de miles de dólares pensando que íbamos a empezar esta súper empresa”, recuerda Fraser.
En sus primeros años, el boca a boca les trajo a sus primeros clientes y, con el tiempo, comenzaron a recibir solicitudes de viajeros más adinerados. “A muchos les gustaba nuestro estilo, pero nos decían: ‘¿Podrían alojarnos en un hotel “en condiciones”?’”, relata Fraser para la CNN. Así comenzó una evolución paulatina hacia el segmento de lujo. Hoy, algunos de sus viajes incluyen hospedajes en el Four Seasons y traslados en jet privado, aunque —aclara— “todavía ofrecemos excursiones de un día por 200 dólares”. La clave, dice, está en el diseño: “No puede ser algo que encuentres en línea. Tiene que ser único, atractivo y local”.
A día de hoy, Smiling Albino opera en Tailandia, Vietnam y Camboya, con un equipo de 40 empleados y una red de colaboradores. Su fundador insiste, y reafirma que no es necesario ser millonario para tener una experiencia transformadora. “Más del 80% de los turistas que llegan a Tailandia visitan solo seis destinos. Nosotros los llevamos más allá del mapa. Tanto un mochilero, como un millonario, todos quieres experiencias auténticas”.
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