Tesla pide 4.000 pasteles, cancela el pedido y Elon Musk tiene que intervenir: “Acabo de enterarme de esto”
Una pequeña pastelería recibe un enorme pedido de la multinacional, que primero no paga por el encargo y luego lo cancela. El magnate y dueño de Tesla lo arregla.


Toda pequeña empresa que presta un servicio desea que una gran compañía requiera en algún momento de sus servicios. Es la oportunidad para crecer, para hacer una mayor facturación, para insertarse en un mercado hasta entonces desconocido. Es lo que le pasó a una pastelería artesanal de San José (California) en 2024.
El pequeño negocio recibió el pedido que llevaba años buscando: un enorme encargo de pasteles para las oficinas de Tesla, de la que es dueño Elon Musk, quienes ante la celebración de un gran evento solicitaron la nada desdeñable cifra de 2.000 pastelitos a esta empresa. Giving Pies, como así se llamaba la pastelería, vio cómo en un abrir y cerrar de ojos se le presentaba la gran oportunidad de su vida.
Nunca habían recibido un pedido de tal magnitud. Era una magnífica ocasión, pero a la vez un enorme reto. Su estructura empresarial no estaba preparada para abordar este encargo, pero rápido se pusieron manos a la obra para satisfacer a Tesla. Acordaron cambios horarios y horas extra con su personal y se aprovisionaron de los productos necesarios para la realización de los mini pasteles.
El proveedor de Tesla no cumple lo acordado
Sin embargo, lo que era el sueño de esta pequeña empresa, pronto se tornó en pesadilla. Ellos cumplieron con su cometido. El pedido tenía que entregarse en dos fases la semana siguiente. Así se comprometieron y así lo hicieron. Sin embargo, quien no materializó lo pactado fue la empresa.
Tesla encargó el pago a un proveedor externo (City Flavor), que no ejecutó el pago tras recibir la primera ronda de pasteles. La empresa no quiso preocuparse en un primer momento, pero la tensión sí que creció a pasos agigantados. De hecho, llamaron a Tesla para saber qué estaba sucediendo. Estos se disculparon, se comprometieron a ver qué estaba sucediendo e hicieron otro pedido. Ahora ya no querían solo 2.000. Querían 4.000 pastelitos. La factura ya ascendería a 16.000 dólares (más de 15.000 euros).
Ya habían entregado los primeros 2.000, por lo que ya les adeudaban 8.000 dólares. Pensaron en si aceptar o no el segundo encargo ante la situación, pero finalmente aceptaron. Volvieron a acordar con sus trabajadores horas extra y volvieron a comprar los productos necesarios para elaborar los dulces. A la vez, y dado el tamaño del encargo tuvieron que desechar otros pedidos.
Cancelación sin previo aviso
Pero la factura a cobrar lo compensaba todo. Nunca habían tenido una cuenta de 16.000 dólares. Sin embargo, a la vez que se preparaban para elaborar la segunda remesa de pasteles, apremió a Testa para que su proveedor pagara. “Lamento molestarte de nuevo, pero soy una pequeña empresa. No tengo el lujo de contar con recursos infinitos, por lo que realmente necesito que me paguen para poder asegurar mi personal”, le escribió la dueña de la empresa a Tesla, según publicaba el medio local Kron4.
Sin embargo, lo peor estaba por llegar. A una semana de la entrega del segundo pedido, Tesla canceló el pedido sin previo aviso. Todo el dinero adelantado, todos los pastelitos fabricados, sin salida. “No hubo explicación. Solo un mensaje que decía: ‘Lo siento mucho, creo que ya no vamos a necesitar el pedido”, escribió la empresa Giving Pies en su perfil de Instagram.
Posteriormente, en una entrevista en The Guardian, la dueña de la pastelería contaba su drama, el dinero adelantado, los pastelitos echados a perder, las horas trabajadas en balde… La noticia y la anterior publicación en Instagram se volvieron virales, el revuelo fue grande. Tanto, que se compartió tanto que llegó hasta Elon Musk. El magnate y dueño de Tesla tomó cartas en el asunto: “Acabo de enterarme de esto”, escribió.
Just hearing about this. Will make things good with the bakery.
— Elon Musk (@elonmusk) February 23, 2024
People should always be able to count on Tesla trying its best.
Musk lo arregla cuando la historia se vuelve viral
Desde su cuenta de X se disculpó por lo sucedido y prometió resolverlo “inmediatamente”. Le propuso hacer a Giving Pies tantos pasteles como pudiera producir y él los pagaría. Los dulces se distribuirían entre organizaciones benéfica.
Gracias a eso, la experiencia de Giving Pies con Tesla tuvo final feliz y pudieron recuperar con creces lo invertido. Además, esta historia les dio repercusión, apoyo de la ciudadanía y una positiva publicidad. Tanto, que desde entonces, como publican en su página web, la pequeña pastelería endulza las fiestas de algunas de las compañías tecnológicas más importantes de Silicon Valley. Quien lo iba a decir…
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