Los expertos se reúnen para aclarar lo que le depara a España y Portugal tras las últimas crisis sísmicas
Riesgo de un gran terremoto en España y Portugal tras el aumento de actividad sísmica. Avisan de que “llevamos 22 años sin actualizar las normativas”.
En los últimos meses, España y Portugal han experimentado un aumento significativo en la actividad sísmica, lo que ha llevado a expertos en geología y sismología a alertar sobre la posibilidad de un terremoto de gran magnitud en la región. Aunque la Península Ibérica no es conocida por sufrir grandes seísmos de manera frecuente, los últimos temblores han despertado preocupaciones en la comunidad científica, recordando la amenaza latente de un evento similar al devastador terremoto de Lisboa de 1755.
El epicentro de estas preocupaciones radica en el creciente número de movimientos sísmicos registrados en zonas cercanas a la costa atlántica y el sur de la península. En los últimos meses, varios sismos han sido percibidos en distintas localidades portuguesas y españolas, algunos con una magnitud superior a los 4 grados en la escala de Richter. La recurrencia de estos fenómenos ha llevado a los especialistas a analizar las placas tectónicas de la región y a reforzar la idea de que el área sigue siendo altamente vulnerable a un gran terremoto.
La historia geológica de la península ibérica ya ha demostrado que un terremoto de gran magnitud no es un evento improbable. El desastre ocurrido en Lisboa en 1755 es un recordatorio de las catastróficas consecuencias que un temblor de esas dimensiones podría acarrear en la actualidad. En aquel entonces, el terremoto, con una magnitud estimada entre 8,5 y 9 destruyó gran parte de la capital portuguesa y generó un tsunami que afectó no solo a Portugal, sino también a España y Marruecos.
“Llevamos 22 años sin actualizar las normativas”
Hoy en día, la principal preocupación de los expertos es que muchas infraestructuras en ciudades como Lisboa, Oporto y algunas localidades del sur de España no están preparadas para resistir un gran terremoto. La antigüedad de los edificios y la falta de medidas antisísmicas adecuadas podrían agravar los daños en caso de un evento de gran magnitud. Ante esta situación, los especialistas insisten en la necesidad de mejorar la preparación y las normativas de construcción en la región, siguiendo el ejemplo de otros países con mayor experiencia en la gestión de riesgos sísmico. “Llevamos 22 años sin actualizar las normativas, podría ser mejor. Faltan planes municipales en Andalucía, Valencia, Murcia, Cataluña y Pirineos”, afirma María Belén Oterino, catedrática de geología de la Universidad Politécnica de Madrid.
El gobierno portugués y las autoridades españolas han comenzado a tomar medidas preventivas, promoviendo estudios sobre la actividad tectónica y reforzando las campañas de concienciación para la población. Sin embargo, los expertos insisten en que la prevención debe ir más allá de la educación y debe traducirse en inversiones reales en infraestructura resiliente. La capacidad de respuesta ante un gran terremoto dependerá en gran medida de las acciones que se tomen en el presente para minimizar su impacto en el futuro.
A pesar de que no se puede predecir con exactitud cuándo ocurrirá un terremoto de gran magnitud, los sismólogos coinciden en que la actividad reciente es un recordatorio de que el riesgo sigue latente. Estar preparados, tanto a nivel gubernamental como individual, es clave para mitigar las consecuencias de un posible desastre. La Península Ibérica no es ajena a los terremotos, y la historia demuestra que es solo cuestión de tiempo antes de que la tierra vuelva a temblar con fuerza en la región.
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