Emergen 35 islas nuevas en el Ártico y un estudio activa las alarmas tras descubrir el motivo inquietante que hay detrás
El retroceso de los glaciares en el Ártico ha revelado nuevas formaciones terrestres, alterando significativamente la geografía de la región.

Un estudio reciente ha dejado al descubierto un fenómeno geológico alarmante en el Ártico: la aparición de 35 nuevas islas y más de 2,500 kilómetros de nueva línea costera. Investigadores internacionales analizaron imágenes satelitales de más de 1,700 glaciares ubicados en Groenlandia, Alaska, el Ártico canadiense, Rusia, Islandia y Svalbard. Los resultados no solo destacan un rápido cambio en la geografía del Ártico, sino también el peligro latente que esto representa para las comunidades costeras y el equilibrio climático global.
Durante las primeras dos décadas del siglo XXI, el deshielo de los glaciares en el hemisferio norte se ha intensificado. Aproximadamente el 85% de los glaciares que desembocan en el mar han experimentado una notable retirada, lo que ha llevado a la creación de nuevas costas y tierras emergentes. Entre 2000 y 2020, se revelaron un promedio de 123 kilómetros de nueva línea costera cada año, un cambio sorprendente que ya está redefiniendo el paisaje del Ártico.
Lo más impactante es que más de dos tercios de esta nueva costa se encuentran en Groenlandia, un área que ha sido testigo de un deshielo masivo. Uno de los glaciares más afectados, el Zachariae Isstrom, ha sido responsable de la creación de 81 kilómetros de costa nueva, un avance mucho mayor que el observado en cualquier otro glaciar del hemisferio.
El riesgo de deslizamientos y tsunamis
Aunque la formación de nuevas islas puede parecer fascinante, los científicos advierten que las costas recientemente formadas son altamente inestables y susceptibles a deslizamientos de tierra. Estos deslizamientos pueden generar tsunamis, eventos de gran devastación que ya han ocurrido en la región. Un trágico ejemplo de esto sucedió en 2017, cuando un deslizamiento en Groenlandia causó un tsunami con olas de hasta 100 metros de altura. El impacto fue devastador: cuatro muertes, nueve heridos y once edificios destruidos. Además, 170 personas fueron evacuadas y el asentamiento afectado fue abandonado por completo.
El estudio también revela el sorprendente ritmo de calentamiento en el Ártico, una región que se ha calentado hasta cuatro veces más rápido que el resto del planeta en los últimos 40 años. Este aumento de temperaturas está acelerando el retroceso de los glaciares, lo que no solo amenaza el ecosistema local, sino que también tiene repercusiones globales. A medida que los glaciares se derriten a un ritmo más rápido, se incrementa el nivel del mar, lo que pone en riesgo las ciudades costeras y contribuye al desplazamiento de comunidades enteras en el futuro cercano.
Los glaciares, que representan la mayor reserva de agua dulce del planeta, están perdiendo masa a un ritmo alarmante. Según el informe de la UNESCO, en los últimos tres años se ha producido la mayor pérdida de masa glaciar registrada, una tendencia que podría empeorar en las próximas décadas si no se toman medidas para mitigar el calentamiento global.
Implicaciones para los recursos hídricos y la seguridad alimentaria
Además de su impacto en las costas y las comunidades costeras, el retroceso de los glaciares tiene consecuencias más amplias para la seguridad alimentaria global. Los glaciares alimentan muchos de los ríos más importantes del mundo, especialmente en las regiones montañosas, donde la producción agrícola depende en gran medida del agua de deshielo. Con el retroceso de los glaciares, más de mil millones de personas que dependen de estos recursos podrían enfrentar escasez de agua, lo que afectaría gravemente a la agricultura de regadío.
De hecho, se estima que dos tercios de la agricultura de regadío mundial podrían verse afectados, lo que amenaza la seguridad alimentaria de más de 2,000 millones de personas. En particular, las regiones montañosas de Asia y América Latina son las más vulnerables a este fenómeno, ya que una gran parte de su suministro de agua proviene del deshielo de los glaciares.
El retroceso de los glaciares también afecta a las comunidades locales y a la biodiversidad. Los pueblos cercanos a estas formaciones de hielo dependen del deshielo para el suministro de agua, y las comunidades en el Ártico están observando cómo sus fuentes de agua se ven alteradas a medida que los glaciares desaparecen.
Al mismo tiempo, los ecosistemas que dependen de los glaciares para regular el flujo de agua y nutrientes también se ven alterados, lo que podría afectar a las especies animales y vegetales locales. Las nuevas islas que surgen podrían convertirse en hábitats para nuevas especies, pero también son vulnerables a la erosión y la inestabilidad.
El estudio, publicado en Nature y apoyado por diversas organizaciones científicas internacionales, se presenta como una advertencia clara. Si bien el fenómeno de la formación de nuevas islas puede parecer un aspecto fascinante del cambio climático, también pone de manifiesto los riesgos reales asociados con el calentamiento global. El deshielo de los glaciares no solo está alterando la geografía del planeta, sino que también está desencadenando una serie de efectos secundarios que podrían tener repercusiones catastróficas para la humanidad en el futuro cercano.
A medida que el planeta enfrenta estos cambios, los científicos insisten en la necesidad de acelerar las acciones para mitigar el cambio climático y proteger tanto a las comunidades costeras como a los ecosistemas que dependen de los glaciares. La desaparición de estos gigantes de hielo no solo es una tragedia ecológica, sino una amenaza directa para la supervivencia de millones de personas en todo el mundo.
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