Elon Musk instala el ordenador más potente del mundo pero se olvida de un detalle: la salud de los vecinos
La supercomputadora Colossus opera con varias turbinas que emiten gases tóxicos cerca de la ciudad de Memphis (Estados Unidos).

El verano pasado, Elon Musk reconvirtió una antigua fábrica en Memphis (Estados Unidos) para instalar allí la supercomputadora Colossus, el “sistema de entrenamiento de IA más potente del mundo”, en palabras del propio Musk. Su empresa de inteligencia artificial, xAI, permitiría la apertura de nuevos puestos de trabajo y una mayor recaudación de impuestos.
Aunque Musk vendió el proyecto de esta forma, algunos vecinos ya han comenzado a mostrar su desencanto. Según explica la CNN, la IA consume mucha energía, y la empresa de Musk instaló docenas de turbinas de gas que producen contaminantes y tóxicos. De acuerdo con ese medio, la empresa no tiene permisos de aire y está recurriendo a lagunas legales para seguir construyendo turbinas.
“Nunca se tuvo en cuenta nuestra salud ni la seguridad de nuestras comunidades”, señala Sarah Gladney, que vive a cinco kilómetros de las instalaciones y tiene afecciones pulmonares. La comunidad de Boxtown ya está acostumbrada a luchar por un aire más limpio, pero ahora lo hace mientras la istración de Donald Trump intenta recortar la legislación sobre contaminación.
Las instalaciones de Musk es otra iniciativa para reforzar el chatbot de xAI, Grok, que la compañía ya ha integrado en la red social X (antes Twitter). Sin embargo, el alcalde de Memphis, Paul Young, ha apoyado el aterrizaje del superordenador Colossus, basándose en los puestos de trabajo que creará y en el dinero que aportará a la ciudad.
“Estamos ante una oportunidad para transformar por completo nuestra economía”, explicó Young a la CNN. Sin embargo, otros legisladores locales han mostrado su desagrado. “Nuestra red eléctrica ya no es lo suficientemente estable”, señala Justin Pearson, demócrata y con una vivienda a unos cinco kilómetros de Colossus.
Según replica el medio citado, las instalaciones reciben 150 megavatios de la empresa pública local Memphis Light, Gas and Water, suficiente para abastecer a unos 100.000 hogares. Mientras tanto, las turbinas producen contaminantes como óxidos de nitrógeno, un elemento que causan ataques de asma, dolor en el pecho y, en peores casos, disminución de la función pulmonar.
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