Sociedad

Compra un crucero en 2008, se gasta casi un millón de euros en repararlo y acaba presenciando su final: “Es una muerte realmente cruel”

El sueño de convertir un barco legendario en museo se hundió bajo el peso del abandono, la burocracia y el paso del tiempo.

Aurora
USCG Northern California
María Dávila
Actualizado a

En 2008, el empresario tecnológico Chris Willson encontró en Craigslist una reliquia flotante que cambiaría su vida: un viejo crucero de 90 metros llamado Aurora, antes conocido como Wappen von Hamburg. Construido en la posguerra en Alemania y con un pasado de lujo, el barco no solo navegó océanos, sino también la pantalla grande. Apareció en la película Desde Rusia con amor de James Bond y sirvió de inspiración para la serie El Crucero del Amor.

Atraído por su historia y potencial, Willson decidió embarcarse en un su restauración y convertirlo en un museo flotante. Junto a su pareja, Jin Li, invirtió más de un millón de dólares y quince años en reparaciones, documentando cada paso del proceso en redes sociales.

Del renacimiento al naufragio

Pese a los esfuerzos y avances, el Aurora jamás logró regresar a la actividad plena. Estuvo atracado durante años en un canal de California hasta que, en 2023, fue vendido por Willson tras crecientes quejas vecinales por el estado inactivo del buque.

La esperanza se desvaneció del todo cuando, en mayo de 2024, la Guardia Costera de Estados Unidos informó que el crucero comenzó a hundirse en aguas poco profundas en Little Potato Slough, cerca de Stockton. Además, la embarcación filtraba contaminantes al entorno, lo que motivó su desmantelamiento.

Fue entonces cuando el Aurora fue remolcado a Mare Island para ser destruido. El 9 de abril de 2025, el barco ya no existía. Lo que quedaba de su acero fue triturado, en lo que el historiador marítimo Peter Knego describió como “una muerte realmente cruel”.

“Fue probablemente una de las cosas más tristes que he presenciado en esta vida”, expresó Willson a CNN Travel. “Es duro ver cómo 15 años de arduo trabajo se desperdician por completo”.

A pesar del dolor, no guarda rencor. “Lo mantuve a salvo durante 15 años”, afirmó. “Si hubiera sabido que esto iba a pasar, habría aguantado, pero hacerlo habría sido en mi propio perjuicio”.

“Estaba dispuesto a trabajar en el barco toda mi vida”

La demolición del barco se realizó con maquinaria pesada especializada, y durante la operación se extrajeron más de 21.000 galones de agua contaminada, más de 3.000 galones de residuos peligrosos y toneladas de escombros. Las autoridades ambientales celebraron el retiro como una medida crucial para preservar el ecosistema local.

Willson soñaba con ver al Aurora restaurado y convertido en un espacio cultural. “Estaba dispuesto a trabajar en ese barco toda mi vida”, confesó. En su relato, hay ecos de orgullo, pero también de resignación: “Hubo muchos ‘casi’ con ese barco. Casi conseguimos que las personas adecuadas lo salvaran. Pero siempre algo fallaba”.

El comprador que recibió el barco tras la salida de Willson “parecía tan apasionado como yo”, recuerda. Sin embargo, los recursos y el tiempo no alcanzaron para evitar su final.

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Aunque el Aurora ya no surque las aguas ni sirva de museo, queda el legado emocional que dejó en quienes creyeron en su renacer. “Me duele mucho no haber podido salvarlo”, lamenta Willson. Pero concluye con determinación: “No cambiaría la experiencia por nada”.

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