Un exalto cargo de Putin vaticina qué pasará con la guerra entre Rusia y Ucrania: “No hay forma...”
El exdiplomático Boris Bondarev asegura que una de las partes debe aceptar la superioridad de la otra para que la guerra finalice.

El experto en relaciones internacionales y política exterior y ex diplomático ruso, Boris Bondarev, ha asegurado en un artículo publicado en The Moscow Times que el objetivo de Rusia es desgastar “tanto a la sociedad ucraniana como a los países occidentales, especialmente a Europa” para provocar el fin del apoyo militar a Kiev.
Para que Rusia firme un acuerdo de alto el fuego o de paz, se deben cumplir una serie de exigencias que Bondarev cree que Moscú acabará pidiendo. Entre ellas se encuentra la anexión de Zaporiyia, Jersón, Crimea, Donetsk y Lugansk por parte de Rusia, y el reconocimiento de Occidente.
El experto también asegura que Rusia pedirá que Ucrania retire sus tropas de la región rusa de Kursk, y que Kiev escoja un nuevo Gobierno que el Kremlin considere legítimo. “Esta desmilitarización se llevaría a cabo junto con una limpieza política interna bajo el lema de la “desnazificación”, de modo que los puestos importantes sean ocupados por secuaces prorrusos”, señala Bondarev.
Además, EEUU y la UE deberán levantar todas las sanciones que han impuesto a Rusia y a sus ciudadanos, especialmente en el extranjero. Todas estas exigencias son las que Moscú ve aceptables, sin embargo, no están equilibradas. Para que Occidente las acepte, “Putin debilitará a Ucrania hasta el punto de que perderá su independencia y demostrará al mundo la incapacidad de la OTAN, y en particular de Estados Unidos, para resistir sus ambiciones”.
“A ojos de la comunidad internacional, esto simbolizará un mayor declive del poder occidental [...] Moscú y otros revisionistas se aprovecharán de ello para atacar los intereses globales de Occidente”, señala el experto.
“Un acuerdo con Putin que también respete los intereses de Kiev y sus aliados es, en principio, imposible. Putin nunca estará satisfecho a menos que su enemigo se debilite. No hay puntos en común. Una parte debe reconocer la superioridad de la otra”, indica.
“La conclusión que debe deducirse de esto es simple: este conflicto ya está configurando los contornos de un nuevo mundo. El desafío no puede simplemente negociarse. Se requiere una estrategia sensata y exhaustiva para detener la guerra sin invitar a otros posibles revisionistas a seguir jugando a este juego. La cuestión que se plantea ante Occidente es simple: ganar o perder. No hay forma de que ambas partes salgan de estas discusiones en posiciones más fuertes”, concluye.
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