China se enfada por el avión más deseado de Estados Unidos y anuncia represalias contra estos países
Pekín toma represalias contra los aranceles estadounidenses elevados al 145% y devuelve los aviones Boeing.


El gobierno de China ha decidido devolver el Boeing 737 Max de Boeing, que tendría un precio aproximado de 55 millones de dólares, y que va a ver como el coste económico sube, tras la guerra comercial y económica entre Washington y Pekín, con el primero imponiendo aranceles de hasta el 145% y el segundo respondiendo con contra aranceles del 125%.
Durante años, Boeing ha sido el principal exportador industrial estadounidense a China, país que es considerado el mayor mercado para la aviación comercial en el futuro, por lo que este revés no es fácil de asimilar.
China ha advertido que tomará medidas de represalia contra cualquier país que decida colaborar con Estados Unidos de maneras que puedan comprometer los intereses de Beijing. Ahora mismo, la alternativa sería Comac, empresa nacional que nació en 2008 con el objetivo de reducir la dependencia del país de Boeing y Airbus.
El principal programa de COMAC es el desarrollo del avión C919, que busca competir con el Boeing 737 y el Airbus A320, aunque es precisamente la empresa europea la que podría tener una oportunidad de oro.
El rechazo a Boeing supone poner sobre la mesa su vulnerabilidad aérea si COMAC no es capaz de resolver todas sus peticiones. No hay de momento paso atrás de China, quien ha afirmado que tampoco comprará más equipos relacionados con la aviación a empresas estadounidenses.
Lo que supone para Boeing perder China
Boeing, que ya enfrenta a crisis financieras y de reputación tras los accidentes del 737 MAX, perdería uno de sus mercados clave. China representa el 25% de las ventas globales de aviones comerciales, y su preferencia por COMAC aceleraría el declive de la estadounidense frente a Airbus (europea) y la emergente COMAC (china).
El impacto en la economía americana empezaría por la bajada de ingresos para la compañía, que afectarían empleos y a la cadena de suministro, presionando al gobierno estadounidense a buscar alternativas.
El dominio aeroespacial civil reforzaría las capacidades militares de China a través de la tecnología dual, ya que las innovaciones de COMAC podrían transferirse a la aviación militar china (como futuros aviones de transporte o reabastecimiento), lo que supondría una menor dependencia de EE.UU, ya que en caso de conflicto, sin Boeing, China tendría menos vulnerabilidades (como un bloqueo tecnológico en caso de una crisis por Taiwán).
La oportunidad para Airbus es clara: Europa podría aprovechar para aumentar su cuota en el mercado chino, aunque Pekín priorizará su avión estrella, el C919, como competidor directo del A320 y el 737.
COMAC condiciona un nuevo bloque
China podría usar a COMAC como herramienta de influencia global a través de diferentes alianzas, como Rusia, Irán, Venezuela o Pakistán, que podrían recibir financiamiento para comprar aviones chinos, reduciendo la influencia de Boeing y Airbus.
Moscú, también sancionado por Occidente, podría aliarse con Pekín en desarrollo aeroespacial, aunque su avión MC-21 compite con el C919. Por otro lado, Estados Unidos y la Unión Europea podrían imponer barreras a COMAC por “competencia desleal”, acusando a China de subsidios estatales, llegado el caso.
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